sábado, 3 de enero de 2009
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Con tiza se delimita un espacio en el suelo. Sus dimensiones dependerán del número de jugadores.
Se colocan todos los aros dentro del espacio delimitado. Es un lago encantado que nadie puede pisar ya que si alguien cae a él se le congela el corazón. Sólo se puede pisar en el interior de los aros, que son piedras que sobresalen en la superficie del lago.
Si alguien cae al lago queda congelado en el mismo lugar donde cayó y no puede moverse hasta que otro jugador le rescate. Para ello un jugador debe deshelar el corazón del compañero encantado dándole un beso o un fuerte abrazo.
Los jugadores colocan una silla en cualquier punto del espacio y se sitúan, de pie, encima de ella.
El profesor dirá: “Figura, figura...¡Círculo!”, por ejemplo. Desde ese momento el objetivo del grupo es formar un círculo con las sillas sin que nadie toque el suelo.
Si alguien cae al suelo queda congelado hasta que otra persona no congelada intercambie su silla con él.
Los jugadores se distribuyen libremente por el espacio. Un jugador lanza un globo al aire. A partir de ese momento se trata de conseguir que el globo no toque el suelo teniendo en cuenta que no se puede agarrar y que cuando una persona toca el globo se sienta en el suelo.
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